http://www.anuies.mx/noticias_ies/rose-adentra-al-pblico-en-los-horrores-del-nazismo AlMomentoMX
Rose adentra al público en los horrores del nazismo
19 de Abril de 2018
* El Teatro monólogo fue presentado en el Foro Casa de la Paz de la UAM
En el ocaso de su vida, Rose una mujer judía nacida en una pequeña aldea de Ucrania a principios del siglo XX comienza a recordar momentos de su existencia vinculados con pasajes históricos terribles, ocurridos antes de que se convirtiera en dueña del hotel más famoso de Miami Beach.
En este monólogo teatral, presentado en el Foro Casa de la Paz de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el escritor Martin Sherman –quien cobrara fama en 1980 con Bent– habla de la Varsovia anterior a la Segunda Guerra Mundial.
La actriz Amanda Schmelz ofrece una actuación impactante que genera un lazo de intimidad con el público al contar de sí misma el duelo judío o Shiv´ah, durante el cual la protagonista narra los siete días que pasó en casa lamentando la muerte de una niña palestina, hecho que detona la narrativa de la historia.
El personaje adentra al espectador en los horrores del nazismo, la miseria de la posguerra, su llegada a América y finalmente, con mirada comprometida, resuelta y comprensiva, aborda el conflicto del Medio Oriente y el anhelo judío por una tierra prometida.
Desde una silla en su hogar e iluminada por una pequeña lámpara, Schmelz hace una travesía por una historia dolorosa que detalla el impacto que tuvo en la vida de la mujer hebrea ser una sobreviviente del ghetto de Varsovia y su intento por llegar a la entonces Palestina de 1947 en el famoso barco Exodus y ser rechazada por esta nación al negarse a entregar su tierra.
Este periplo, en el que una anciana abre su vida para hablar de un conflicto mundial, pretende alejar a la gente de los fundamentalismos más arcaicos para demostrar que no hay buenos y malos en la historia de Martin Sherman, sino un problema complejo que va más allá de la historia particular de un pueblo.
Sandra Félix, directora de esta puesta en escena, decidió abordar la historia de un pueblo perseguido que sufrió un genocidio, que vive una guerra interna y que aún tiene mucho por perdonar.
Este monólogo de casi tres horas de duración se ha presentado también en el Foro Shakespeare y el Centro Cultural Helénico, entre otros auditorios.
La reflexión acerca de este hecho histórico le ha valido a la obra de Martin Sherman una serie de reconocimientos a nivel mundial, como el Premio Estrella del Mar 2010.
Mediante confesiones, recuerdos y relatos del misterio de la condición humana, la obra logra una reflexión personal por un siglo violento atravesado por la guerra y el dolor, sin perder nunca el humor y la ironía de una mujer que eligió la memoria y la vida.
Excelsior: Memoria, tolerancia y cercanía
Luz Emilia Aguilar Zinser.
En este
mundo despersonalizado, en el que median aparatos de todo tipo en la
comunicación entre seres humanos y donde la convivencia viva, la conversación
presencial se vuelven más y más escasas, las antiguas convenciones de la escena
resultan no sólo oportunas, sino particularmente valiosas. Durante una
de las funciones de Rose, texto de Martin Sherman que
protagoniza Amanda Schmelz, bajo la dirección de Sandra Félix,
confirmé esa vital función del teatro hoy, la de abrir un espacio, un tiempo de
cercanía para compartir lo humano.
Rose es una historia circular, que empieza y culmina en la
vejez de la protagonista, una judía octogenaria nacida en Ucrania en los
tiempos de la revolución bolchevique, en el contexto de las luchas
intestinas y brotes de antisemitismo. En la temprana juventud de Rose,
cuando se ha mudado a Varsovia, estalla la Segunda Guerra Mundial y la
muchacha se ve de golpe despojada de su pequeño hijo, en la
incertidumbre de no saber el destino de su jovencísimo esposo y
condenada a vivir en adelante como una extraña en cualquier parte. El
siguiente episodio de su vida es el exilio en Estados Unidos, luego de
un breve periplo por el Estado de Israel en fundación. Años después los
conflictos entre israelíes y palestinos la enfrentarán con su segundo
hijo y las honduras de su propia historia.
Martin Sherman es un autor de larga trayectoria, multipremiado, especialmente sensible a las paradojas de la discriminación. En Rose
logra superlativa fineza para tejer distintos niveles de lectura. Lo
que nos ofrece es un relato desgarrador en el que hay suspenso, tensión
dramática, juegos ingeniosos del lenguaje, ternura, enigmas y sentido
del humor. En esta dramaturgia dotada de varias capas de significación
tenemos la historia de Europa durante la primera mitad del siglo 20,
Oriente Medio y Estados Unidos, desde entonces hasta la fecha. Rose resume
la existencia de miles y miles de judíos y otros grupos humanos
perseguidos por su raza, religión y cultura, que llegaron a nuevos
comienzos en viajes azarosos, de los que subsistieron entre miles,
millones de víctimas mortales.
El texto de Martin Sherman en la notable traducción de Lucía Leonor Enríquez
goza de una deliciosa fluidez y riqueza del lenguaje. Esta obra no sólo
es una travesía por la historia, una aproximación amorosa y
rotundamente crítica a los dilemas de la identidad, especialmente la
judía, sino que es capaz de construir personajes dotados de relieve,
ternura, fuerza, dolor y voluntad de vivir; personajes atrapados en las
contradicciones de toda una época y en las preguntas sin respuesta que
atraviesan la existencia humana.
Si bien el texto está armado con la sabiduría de un autor con una
larga experiencia y una visible intuición, sería imposible sostener ese
relato por más de una hora en escena de no contar con una actriz capaz
de darle sentido. El reto que aquí enfrentó Amanda Schmelz
no sólo está en comprender a profundidad, dar soporte emotivo, ritmo,
contraste, desarrollo a la experiencia de una mujer que sobrevivió el
horror, sino también construir los sutiles signos del acento originario
de Rose, las delicadas notas de su tránsito multicultural. La
personalidad de Rose está minuciosamente viva en el trabajo de la actriz
dirigida por Sandra Félix, desde el habla hasta los más insignificantes gestos.
Durante las más de dos horas que duró la función me mantuvo no sólo
atenta, sino atrapada por completo. Esta obra nos habla del dolor del
Holocausto y los excesos en el conflicto israelí-palestino de un modo
que evoca a los perseguidos, los desplazados de todos los tiempos. Rose es un llamado a reconocer en la memoria el germen de la tolerancia.
Dirigida por Sandra Félix, esta inolvidable
experiencia escénica lleva una temporada presentándose en distintos
domicilios particulares, en la intimidad de públicos de 20, 30 personas.
En este formato —en el que gocé además de los exquisitos platillos de
la gastronomía judía preparados por Amanda Schmelz que se sirvieron en el intermedio— la puesta en escena tiene una agenda que se puede consultar mediante los contactos laschmelz@gmail.com y sandrafelix@mac.com.
Además, se busca encontrar otros espacios en los que se cuiden las
condiciones de intimidad y cercanía originarias, pero que puedan tener
una exposición más accesible para el público. El esfuerzo merece todas
las oportunidades.
http://www.excelsior.com.mx/luz-emilia-aguilar-z/2013/08/01/911586
http://www.excelsior.com.mx/luz-emilia-aguilar-z/2013/08/01/911586
Entretenia, "ROSE. Para quienes
quieren atestiguar y celebrar la belleza de toda una vida."
Juan Carlos Araujo. Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas
"Sentada en una banca de madera de donde no se
moverá en toda la obra, de acuerdo a la tradición judía de duelo
conocida como “Shiva”, una mujer de ochenta años relata su vida entera,
lo bello y lo terrible, para recordarnos que dentro de cada persona,
cabe el universo entero. "
#LugarComunblog "'Rose', Obra de la semana"
Rodrigo Banda
"Este es, pues, un testimonio de vida, de cómo ésta pasa, de cómo nos pasa por delante, pero también es un aviso de cómo no dejar que nos aplaste."
http://lugarcomunblog.blogspot.mx/2013/11/rose-obra-de-la-semana.htmlLatin
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Latin American Theatre review / Revista de la Universidad de México
Timothy Compton.
Sandra Félix directed the remarkable monologue Rose by American Martin Sherman and performed impeccably by Amanda Schmelz. Several factors made it noteworthy. First, Schmelz performed it in the living room of a family residence in Coyoacán to an audience of about 25 people under the billing "Teatro a domicilio." Second, Schmelz delivered an astonishing performance, a monologue that lasted nearly three hours without even standing up from a bench (save for an intermission), and kept the audience spellbound with a compelling story, amazing storytelling, excellent facial expression and spot on gestures. Schmelz rose to the challenge of a very demanding text.
http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/articulo.php?publicacion=85&art=2460&sec=Art%C3%ADculos#subir
http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/articulo.php?publicacion=85&art=2460&sec=Art%C3%ADculos#subir
La Jornada Semanal: La otra escena
Leer la nota completa: http://www.jornada.unam.mx/2013/07/07/sem-miguel.html
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Revista Soho México
Lorena Abrahamshon
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Mex4you, "Concluye temporada de la obra Rose en el el Centro Cultural Helénico de Conaculta"
http://www.mex4you.biz/news/articulo.php?n=1103
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La Revista, Judaísmo persistente en un alma desquebrajadaSaúl Campos Cadena
http://chulavista.mx/judaismo-persistente-en-un-alma-desquebrajada-47890#.U1XJlcdzS6V
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Enlace Judío, "De una actuación magistral hasta cierto público ruidoso y un montón de cosas más"
Irving Gatell
http://www.enlacejudio.com/2015/01/19/rose-desde-una-actuacion-magistral-hasta-cierto-publico-ruidoso-monton-de-cosas-mas/
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El financiero, "Palabras para sobrevivir"
Entrevista con Sandra Félix
Silvina Espinosa de los Monteros
31/01/14
Sandra
Félix dirige dos monólogos para esas situaciones adversas
Con 25 años
de trayectoria impartiendo talleres de teatro en la Biblioteca de México, la
directora Sandra Félix comparte su visión sobre la labor que implica dirigir un
par de monólogos relacionados íntimamente con el discurso narrativo: Rose, del
dramaturgo estadounidense Martin Sherman, y Conferencia sobre la lluvia, de
Juan Villoro.
Dos
monólogos, dos reposiciones escénicas que continúan deleitando a los
espectadores que asistirán, a partir del 6 de febrero, al Foro Shakespeare de
la colonia Condesa.
"El
monólogo de Rose -cuenta Rosa Félix-, protagonizado por Amanda Schmelz, cuenta
la vida de una mujer judía de 80 años que está haciendo una especie de duelo
por una niña palestina que murió. Es la historia de alguien que podría ser una
abuela sentada en una casa platicándonos su vida desde niña en Ucrania, cómo
llega a Polonia al gueto de Varsovia y cómo se convierte en una sobreviviente,
además de lo que sucede actualmente en Israel.
Habla de su
vida íntima, pero al mismo tiempo está inmersa en el contexto histórico",
señaló.
Conferencia
sobre la lluvia es una historia distinta. "Diego Jáuregui interpreta a un
conferencista que desea hablar sobre la poesía amorosa y la lluvia, pero acaba
haciendo una confesión amorosa.
Aunque
también es una reflexión sobre el futuro de los libros, la era digital, la
imposibilidad del amor y la soledad".
Ambos
monólogos, señala la directora, poseen vasos comunicantes: las pasiones
humanas, el humor y la lucha por el espíritu de supervivencia que uno tiene que
tener para disfrutar de la vida, a pesar de condiciones adversas.
Tomando en
cuenta de que estas dos obras tienen una fuerte dosis narrativa; es decir, que
podrían suscribirse en lo que hoy se denomina "narraturgia", Sandra
Félix aseguró que para ella tal condición no significaba conflicto alguno.
"A mí
me gusta mucho el teatro narrativo, yo no le tenía nada de miedo a eso porque
adapté Las olas de Virginia Woolf para llevarla a escena. A mí me encanta la
palabra en el teatro y todo lo que ésta puede dar. Si el actor tiene muy claras
las imágenes que produce el texto, al verlo representado, el público lo tomará
como si estuviera en el cine o cuando lee las páginas de un libro".
Y tras
expresar lo anterior, puntualizó: "También hay que decir que lo que ahora
llaman ''narraturgia'' tampoco es una simple narrativa, tiene que haber tensión
y ciertas anclas dramáticas para que no se convierta en algo árido para el
espectador".
Razón por
la cual se dio a la tarea de detallar las características del género: "El
monólogo tiene que ser algo que no aburra. Es muy importante que no se vuelva
algo tedioso o de un mono-tono. Hacer esto es como navegar en mar abierto para
encontrar todos los matices. Para el actor entraña el gran reto de poner en
funcionamiento no sólo la memoria del texto, sino la memoria emotiva, que lo
haga llevar a buen puerto a ese gran trasatlántico que es la obra. Es todo un
reto, pero cuando se logra es muy hermoso", declaró.
Luego de
cumplir dos temporadas en el Foro Polivalente Antonieta Rivas Mercado en la
Biblioteca de México, Conferencia sobre la lluvia ha salido de gira a lugares
como Puebla, Monterrey e incluso a Cuba. Su nueva sede es la casa de la
Compañía Nacional de Teatro.
Rose
constituye una obra tan intimista que se ha mostrado en pequeños recintos como
el Teatro La Capilla, en el foyer del Teatro de la Ciudad y, a partir del 6 de
febrero, se presentará en el Foro Shakespeare. Seguirá realizando funciones de
"teatro en casa" o "teatro a domicilio", a donde también se
lleva esta pieza teatral del aclamado autor de Bent, nominada al Premio
Pulitzer en 1979.
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Yaconic. "Rose, una voz llena de voces acalladas"
Lola Ancira
http://www.yaconic.com/rose-una-voz-llena-de-victimas-acalladas/
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Danludens. "Una historia contada a través de un objeto"
Iskander Israel Rocha Parker
http://www.danludens.com/ludens/rose/
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News Republic. "ROSE: UNA JUDÍA EN DUELO POR UNA NIÑA PALESTINA"
El Alebrije
http://elalebrije.net/2015/02/18/rose-una-judia-en-duelo-por-una-nina-palestina/
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Reportaje Canal 22 (Noviembre 2013)
http://www.youtube.com/watch?v=vM9LLvj_W6g
Once Noticias (Marzo 2014)
http://oncenoticias.tv/index.php?modulo=interior¬a=62&dt=2014-03-06
Es Tu Ciudad. Capital 21 (Marzo 2014)
https://www.youtube.com/watch?v=HGNbvd00vSc
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Distrito Teatral: "Rose, una excelente oportunidad para visitar la Capilla"
Alejandro Laborie Elías
http://www.distritoteatral.mx/home/?p=13993
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Reforma: Hacen teatro en intimidad
Julieta Riveroll.
Es en la intimidad de una casa, en un encierro temporal, donde el espectador mejor puede experimentar la shiva, como se llama en el judaísmo al duelo de siete días tras el entierro de un ser querido.Aquí el luto no se prolonga más de tres horas, pero es lo suficientemente intenso como para que el público, al finalizar la función teatral, se lleve una idea clara de esta práctica espiritual.
La doliente Rose, protagonista de 80 años interpretada convincentemente por Amanda Schmelz, no se levanta ni un instante de una banca de madera mientras recuerda a sus muertos.
Como los espectadores también permanecen sentados al presenciar el monólogo fácilmente sienten empatía por el personaje principal que encarna la actriz valiéndose de una fina gestualidad y un acento extranjero.
A diferencia de otras propuestas de teatro a domicilio apoyadas con recursos públicos desde 2008, Rose, cuya dirección recae en Sandra Félix, no toma en cuenta el punto de vista de la audiencia para modificar el espectáculo.
La obra está apegada al texto de Martin Sherman bajo la traducción de Lucía Leonor Enríquez, lo cual no impide a la actriz tener un contacto visual profundo con los espectadores, táctica con la que consigue involucrarlos todavía más en su relato.Desde enero, Schmelz comenzó a dar funciones en casas particulares lo mismo del Centro Histórico que de Coyoacán, Palmas, Las Águilas y Mixcoac, donde hoy abre las puertas de su hogar para recibir a 30 personas, previo pago de 200 pesos cada una.
Entre el público se encuentran un par de dramaturgos, Elena Guiochins y Antonio Zúñiga. Ambos han quedado atrapados por esta obra que ha sido recibida ya en tres ocasiones en la casa de la psicóloga Estela Ruiz Milán, la madre del escritor Juan Villoro, y una vez en la casa del actor Diego Jaúregui.
El texto es largo y si Schmelz ha conseguido darle una digna interpretación se debe en parte a que el tema no le es ajeno, no sólo por su origen judío, sino porque vivó seis años en Israel y está familiarizada con el enfrentamiento con los palestinos, aspecto que también aborda Rose.
El prolongado periplo de la anciana, sólo interrumpido por un intermedio de 20 minutos, comienza desde su infancia en un pueblo de Ucrania, su traslado a Varsovia, su cruda experiencia en el gueto tras la invasión nazi y su arribo a América, no sin olvidar su paso por Israel.
Al recordar a sus muertos, Rose termina por hacer un recuento de la historia del siglo 20 y se traslada a la actualidad al retratar las problemáticas generadas por la construcción de la nación israelí rompiendo con los estereotipos y mostrando el asunto con toda su complejidad.
La obra le puede, le duele y le afecta a la actriz, convencida de que se puede amar a Israel sin estar de acuerdo con la forma en la que se conduce su gobierno.
El público no puede permanecer indiferente ante una propuesta que si algo refleja es la condición humana, en la que no hay muertes de menor importancia.
Una banca de madera, un tapete, un vaso de agua y unas cuantas luces bastan para llevar esta obra a domicilio, siempre y cuando se reúna un mínimo de 20 espectadores y un máximo de 60.
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Es en la intimidad de una casa, en un encierro temporal, donde el espectador mejor puede experimentar la shiva, como se llama en el judaísmo al duelo de siete días tras el entierro de un ser querido.Aquí el luto no se prolonga más de tres horas, pero es lo suficientemente intenso como para que el público, al finalizar la función teatral, se lleve una idea clara de esta práctica espiritual.
La doliente Rose, protagonista de 80 años interpretada convincentemente por Amanda Schmelz, no se levanta ni un instante de una banca de madera mientras recuerda a sus muertos.
Como los espectadores también permanecen sentados al presenciar el monólogo fácilmente sienten empatía por el personaje principal que encarna la actriz valiéndose de una fina gestualidad y un acento extranjero.
A diferencia de otras propuestas de teatro a domicilio apoyadas con recursos públicos desde 2008, Rose, cuya dirección recae en Sandra Félix, no toma en cuenta el punto de vista de la audiencia para modificar el espectáculo.
La obra está apegada al texto de Martin Sherman bajo la traducción de Lucía Leonor Enríquez, lo cual no impide a la actriz tener un contacto visual profundo con los espectadores, táctica con la que consigue involucrarlos todavía más en su relato.Desde enero, Schmelz comenzó a dar funciones en casas particulares lo mismo del Centro Histórico que de Coyoacán, Palmas, Las Águilas y Mixcoac, donde hoy abre las puertas de su hogar para recibir a 30 personas, previo pago de 200 pesos cada una.
Entre el público se encuentran un par de dramaturgos, Elena Guiochins y Antonio Zúñiga. Ambos han quedado atrapados por esta obra que ha sido recibida ya en tres ocasiones en la casa de la psicóloga Estela Ruiz Milán, la madre del escritor Juan Villoro, y una vez en la casa del actor Diego Jaúregui.
El texto es largo y si Schmelz ha conseguido darle una digna interpretación se debe en parte a que el tema no le es ajeno, no sólo por su origen judío, sino porque vivó seis años en Israel y está familiarizada con el enfrentamiento con los palestinos, aspecto que también aborda Rose.
El prolongado periplo de la anciana, sólo interrumpido por un intermedio de 20 minutos, comienza desde su infancia en un pueblo de Ucrania, su traslado a Varsovia, su cruda experiencia en el gueto tras la invasión nazi y su arribo a América, no sin olvidar su paso por Israel.
Al recordar a sus muertos, Rose termina por hacer un recuento de la historia del siglo 20 y se traslada a la actualidad al retratar las problemáticas generadas por la construcción de la nación israelí rompiendo con los estereotipos y mostrando el asunto con toda su complejidad.
La obra le puede, le duele y le afecta a la actriz, convencida de que se puede amar a Israel sin estar de acuerdo con la forma en la que se conduce su gobierno.
El público no puede permanecer indiferente ante una propuesta que si algo refleja es la condición humana, en la que no hay muertes de menor importancia.
Una banca de madera, un tapete, un vaso de agua y unas cuantas luces bastan para llevar esta obra a domicilio, siempre y cuando se reúna un mínimo de 20 espectadores y un máximo de 60.
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Milenio: "Casas, espacio teatral en la ciudad de México"
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Emeequis: Reportaje sobre "Teatro íntimo"
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